¿Qué es
el Anarquismo?
[Parte 1 de 2]
Antes de decir lo que es el anarquismo, quiero decir
lo que no es. Esto es necesario, porque se ha difundido mucha falsedad
sobre el anarquismo. Incluso personas inteligentes con frecuencia tienen
nociones enteramente erróneas sobre él. Algunas hablan sobre el anarquismo sin
saber absolutamente nada de él. Y algunos mienten sobre el anarquismo, porque
no quieren que tú sepas la verdad sobre él.
Por ello tengo que decirte, antes que nada, lo que NO ES el anarquismo: No es
las bombas, el desorden o el caos, No es el robo y el asesinato, No es una
guerra de todos contra todos, No es un retorno a la barbarie o al estado
salvaje del hombre.
El anarquismo es precisamente lo opuesto a todo esto. El
anarquismo significa que tú serías libre, que nadie te esclavizaría, ni sería
tu jefe, ni te robaría, ni se impondría a ti. Significa que tú serías libre
para hacer las cosas que deseas hacer y que tú no serías obligado a hacer lo
que no quieres hacer. Significa que tú tendrías una oportunidad para escoger el
género de vida que deseas vivir y vivirla sin ninguna interferencia. Significa que el otro
individuo tendría la misma libertad que tú, que cada uno tendría los mismos
derechos y libertades. Significa que todos los hombres son hermanos y que
vivirían como hermanos, en paz y armonía.
Es
decir, que no habría guerra ni violencia empleada por un grupo de hombres
contra otro, ni monopolio, ni pobreza, ni opresión, ni sacar ventaja de tu
prójimo. En una palabra, anarquismo significa una condición o sociedad donde
todos los hombres y mujeres son libres, y donde todos disfrutan igualmente los
beneficios de una vida ordenada y sensata.
Quizás
la definición de Anarquismo que mas destaca es la echa por el teórico
ruso Piotr Kropotkin, que fue realizada en 1905 a petición de la Enciclopedia
Británica para incluirla en su onceava edición, y de la cual se añade una parte a continuación:
“ANARQUISMO (del griego an-, y arke,
contrario a la autoridad), es el nombre que se da a un principio o teoría de la
vida y la conducta que concibe una sociedad sin gobierno, en que se obtiene la
armonía, no por sometimiento a ley, ni obediencia a autoridad, sino por
acuerdos libres establecidos entre los diversos grupos, territoriales y
profesionales, libremente constituidos para la producción y el consumo, y para
la satisfacción de la infinita variedad de necesidades y aspiraciones de un ser
civilizado.
En una sociedad desarrollada
sobre estas directrices, las asociaciones voluntarias que han empezado ya a
abarcar todos los campos de la actividad humana adquirirían una extensión aún
mayor hasta el punto de sustituir al Estado en todas sus funciones. Representarían
una red entretejida, compuesta de una infinita variedad de grupos y de
federaciones de todos los tamaños y grados, locales, regionales, nacionales e
internacionales, temporales o más o menos permanentes, para todos los objetivos
posibles: producción, consumo e intercambio, comunicaciones, servicios
sanitarios, educación, protección mutua, defensa del territorio, etcétera; y,
por otra parte, para la satisfacción de un número creciente de necesidades
científicas, artísticas, literarias y de relación social.
Además, tal sociedad no se
pretendería inmutable. Por el contrario, como sucede en todo el conjunto de la
vida orgánica, derivaríase la armonía de un ajuste y reajuste perpetuo y
variable del equilibrio de la multitud de fuerzas e influencias, y este ajuste
se obtendría, dicho brevemente, sin que ninguna fuerza gozase de la protección
especial del Estado.
Si la sociedad, según esto,
se organizase conforme a estos principios, no se vería el hombre limitado, en
el libre ejercicio de su capacidad de trabajo productivo, por un monopolio
capitalista sostenido por el Estado; ni en el ejercicio de su voluntad por
miedo al castigo, o por obediencia a entidades metafísicas o a individuos que
llevan ambos a la disminución de la iniciativa y al servilismo intelectual. El
hombre se guiaría por su propia razón, que llevaría necesariamente la huella de
la acción y reacción libres de su propio yo y las concepciones éticas del
medio. El hombre podría así alcanzar el desarrollo pleno de todas sus
potencias, intelectuales, artísticas y morales, sin verse obligado a trabajar
agotadoramente para los monopolistas, ni trabado por el servilismo y la inercia
intelectual de la gran mayoría. Podría así alcanzar la plena individualización
que no es posible ni bajo el sistema de individualismo actual, ni bajo ningún
sistema de socialismo de Estado del llamado Volkstaat (Estado
popular). [...]”
«Sería
posible», dices una vez leído lo anterior, «si pudiéramos prescindir del
gobierno. ¿Pero podemos?» Tal vez la mejor manera de responder a tu pregunta es
examinar tu propia vida.
¿Qué
papel desempeña el gobierno en tu existencia? ¿te ayuda a vivir? ¿te alimenta,
viste y te proporciona cobijo? ¿tienes necesidad de él para tu trabajo o
diversión? Si estás enfermo, ¿llamas al médico o al policía? ¿puede
proporcionarte el gobierno mayor habilidad de la que te ha concedido la naturaleza?
¿te puede liberar de la enfermedad, de la vejez, de la muerte? Considera tu
vida diaria y encontraras que en realidad el gobierno no es ningún factor en
ella, a no ser cuando comienza a interferir en tus asuntos, cuando te obliga a
hacer ciertas cosas o te prohíbe que hagas otras. Te fuerza, por ejemplo, a que
pagues impuestos y a que lo sostengas, lo desees o no. Te hace vestirte un
uniforme y unirte al ejército. Invade tu vida personal, te da órdenes en ella,
te coacciona, te prescribe tu comportamiento y generalmente te trata como le da
la gana. Te dice incluso lo que tienes que creer y te castiga por pensar y
actuar de otro modo. Te manda lo que tienes que comer y beber, y te encarcela o
ejecuta por desobediencia. Manda y domina en cada etapa de tu vida. Te trata
como a un crío malo o como a un niño irresponsable que necesita la mano
fuerte de un guardián, pero si desobedeces te considera, sin embargo, responsable.
Un
error típico de aquellos que saben algo más sobre el tema, es pensar que el
anarquismo es una bella utopía, una idea hermosa pero impracticable. De hecho,
el movimiento anarquista tiene un largo recorrido histórico y no surgió de
teóricos encerrados en sus torres de marfil, sino directamente de la lucha por
la supervivencia de masas de gente corriente y oprimida. La anarquía siempre ha
sido intensamente práctica en sus pretensiones y en su forma de hacer las
cosas. El movimiento ha estado muy cerca de abrazar el éxito en varias
ocasiones. Si realmente es tan de todo punto inviable, ¿por qué se empeña el
Estado en exterminar la anarquía?
Este texto contiene partes literales o modificadas del libro; “El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman, y de la definición de Anarquismo para la Enciclopedia Británica, de
Piotr Kropotkin.
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