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06 noviembre 2012

Boletín Número 4


¡Compañeras!  ¡Compañeros!
[Parte 4 de 4]


Tras demostrar en el anterior boletín  que eso que llaman “Crisis” no es mas que una gran estafa, nos hacíamos una serie de preguntas;

¿Y si los empresarios capitalistas no tuvieran el respaldo del gobierno para proteger sus intereses? ¿y si los trabajadores, tanto manuales como intelectuales, es decir, el proletariado, expropiaran las fábricas, talleres, maquinaria, campos... para su libre uso? ¿y si en vez de obedecer las órdenes capitalistas del gobierno nos organizáramos en comités para garantizarnos tanto la fabricación, como la distribución y consumo justo de los productos que garanticen nuestro bienestar?

En este caso, ¿haría falta un gobierno o el uso del dinero? ¿cómo podríamos garantizar una producción y reparto de los bienes de una forma justa?

Como hemos visto, el gobierno no nos protege a los trabajadores, al proletariado, sino que lo único que hace es garantizar la existencia de un sistema basado en la sustentación de un grupo de personas a costa del trabajo de otras, repartiendo las riquezas de forma que el que no trabaja goza del producto del trabajo de las otras.

A la pregunta sobre la necesidad del uso del dinero, si los trabajadores producen bienes para ellos mismos, razonablemente es absurdo realizar la compraventa de ellos. Es como si plantaras verduras y te cobraras y pagaras a ti mismo para poder consumirlas.

Por último, la posesión colectiva, dirigida de un modo cooperativo en interés de la comunidad, sustituirá a la propiedad privada dirigida privadamente para la ganancia. De este modo, por ejemplo, tu reloj es tuyo propio, pero la fábrica de relojes es del pueblo. La tierra, la maquinaria y todos los servicios públicos serán propiedad colectiva, que no se puede comprar ni vender. El uso actual será considerado el único título; no la propiedad sino la posesión. La organización de los mineros de carbón, por ejemplo, estará encargada de las minas de carbón, no como propietarios, sino como un medio de hacerlas funcionar.

A esto hay que sumarle una igualdad de oportunidades a la hora de consumir los bienes, es decir, para cada uno lo que necesite. Esto significa que, por ejemplo; si Juan desea sólo tres comidas, mientras Samuel necesita cinco, la cantidad que cada uno consume puede ser desigual, pero ambos serán perfectamente iguales en cuanto a la oportunidad que cada uno tiene de consumir tanto como necesite, tanto como su naturaleza particular exija.

A su vez, se asegurará un reparto de las tareas acorde a las posibilidades de cada uno, es decir, que cada uno haga lo que pueda. Por ejemplo, no se le pedirá a un niño o un anciano, una tarea en la que se necesita un estado físico equivalente al de una persona de 25 años.

Una vez visto el ¿Por qué? de la situación en la que estamos, y aclarado como podríamos vivir sin tener que pasar nunca más por ella, solo nos queda saber el ¿Cómo? y es aquí donde mas discrepancias surgen. Unos dicen que lo mejor es elegir a un grupo de trabajadores y que de forma organizada, se presenten a unas elecciones.

Pero esta medida es criticada fuertemente debido a que una vez en el poder, estos trabajadores que en el primer momento tendrían unas ideas justas y nobles, se corromperían al experimentar las funciones de un Gobierno. Y la verdad, es que es así, ya que al salir elegidos en las elecciones, estos, defienden la formación de un Gobierno que imponga el predominio de los trabajadores, del proletariado, sobre el resto, dando igual las opiniones y métodos para conseguir los objetivos finales de bienestar propio y mutuo. Con otras palabras, estos defienden que el fin justifica los medios.

De igual forma, hay otras personas que defienden totalmente lo contrario, que los medios justifican el fin. Y son estos los que proponen como medio para llegar a ese deseado estado de bienestar, la culturalización, la difusión de la idea de que un mundo mejor es posible mediante el apoyo mutuo, el poner en conocimiento de las personas que si nos autoorganizamos y expropiamos los medios de producción, los de transportes... y somos nosotros los que garantizamos nuestra propia igualdad a la hora de consumir el producto de nuestro trabajo, entonces ya no necesitamos al estado ni a los capitalistas.

Una vez hecho esto, de forma natural, bien mediante un alzamiento popular, una huelga general revolucionaria o cualquier otro método que implique a la mayoría de la humanidad, o en su defecto a la mayoría de una comunidad, región, país... el ser humano podrá finalmente gozar de una vida plena en la que poder satisfacer sus necesidades básicas y no tan básicas, dedicándose libremente a las tareas que mas placer le produzcan sin tener que perjudicarse unos a los otros para obtención de tal fin.

Conocido todo esto, quizá se te ocurra: «¡al diablo las cuestiones prácticas! ¡mi vida es cómoda tal y como está! Mi mente y gozo están en el conocimiento, en las letras, en la música, en las matemáticas, en la comprensión de leyes que rigen el universo...  me gusta el trabajo que tengo y tengo un salario elevado, así que, ¡déjame consagrarme en las especulaciones científicas y centrarme en mi trabajo!»

Esto seguramente puede producir un goce individual, una abstracción de la sociedad y sus males. Pero siendo así, yo pregunto: ¿en qué se diferencia el filósofo, científico, músico... dedicado a pasar la vida todo lo agradablemente posible, del borracho que solo busca en la bebida la inmediata satisfacción de un placer? Indudablemente los primeros han tenido mejor acierto cuando a la elección de goce, que es más duradero que el del borracho; pero esto es la sola diferencia; uno y otro tienen la misma mirada egoísta y personal.
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En estos cuatro primeros números, hemos hecho un análisis sobre la situación actual. Primero buscamos el origen, después reflexionamos a cerca de cual es la solución, y por último comentamos brevemente los métodos para llegar a ella.  Una vez entendido todo esto, es ahora cuando probablemente te asalten muchas preguntas y dudas, y es por este motivo que te invito a indagues en internet, que busques respuestas, que las compartas con nosotros enviándonoslas a nuestro correo, para que así en los próximos números de “La Urraca Ácrata”, podamos resolverlas o por lo menos intentarlo.

De igual manera, en los siguientes boletines, nos iremos centrando en diversos temas e iremos analizando cada uno de ellos. Algunos ya fueron mencionados, pero los trataremos mas profundamente para solventar el mayor número de dudas al respecto.

¡Salud Compañeras y Compañeros!

Este texto contiene partes literales o modificadas del libro; “El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman, y del “A los jóvenes” de Piotr Kropotkin.
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