¡Compañeras! ¡Compañeros!
[Parte 3 de 4]
En el anterior boletín llegamos a la conclusión de que la
razón por la cual nos convertimos en esclavos asalariados, sin tener la mínima
posibilidad de poder defender y elegir lo que queremos hacer con nuestras
vidas, es porque el Gobierno mantiene la “ley y el orden” protegiendo así al
empresario capitalista.
Pero después de
decirme que eso lo entendías, me preguntaste: «¿qué tiene que ver esto con la
“Crisis”?», a lo que yo ahora te respondo:
El sistema industrial
capitalista no produce para las necesidades del pueblo, produce para la
ganancia. Los industriales no producen mercancías porque la gente las necesite
y no producen tantas cuantas se necesitan. Producen lo que esperan vender y
vender con una ganancia.
Si tuviéramos un
sistema sensato, produciríamos las cosas que la gente necesita y la cantidad
que necesita. Supón que los habitantes de una cierta localidad necesitaran
1.000 pares de zapatos, y supón que tuviéramos 50 zapateros para ese trabajo.
Entonces en un trabajo de 20 horas esos zapateros producirían los zapatos que
necesita nuestra comunidad, por ejemplo.
Pero el fabricante
de calzado actual no sabe y no se preocupa de cuántos pares de zapatos
necesitan. Miles de personas pueden necesitar unos zapatos nuevos en tu ciudad,
pero no pueden permitirse el comprarlos. Por eso, ¿para qué necesita el
fabricante conocer quién necesita zapatos? Lo que necesita saber es quién puede
comprar los zapatos que él hace, cuántos pares puede él vender con
ganancia.
¿Qué sucede? Bien,
él hará que se produzcan aproximadamente tantos pares de zapatos como piensa
que será capaz de vender. Hará lo posible por producirlos tan baratos y
venderlos tan caros como pueda, de modo que saque una buena ganancia. Por
consiguiente, empleará tan pocos obreros como sea posible para producir la
cantidad de zapatos que necesita y los hará trabajar tan “eficientemente” y tan
duramente como pueda obligarles a ello.
Ves que la
producción para la ganancia significa largas jornadas y menos personas
empleadas que lo que sería la producción para el uso.
Este es el sistema de producción para la ganancia y por
eso el “Capitalismo” siempre tiene que tener parados.
Pero sigue
examinando este sistema de producción para la ganancia y verás que este mal
básico hace
funcionar otros cien males.
Sigamos con el
fabricante de calzado de tu ciudad. No tiene medio para saber, como ya he
indicado, quién será o no será capaz de comprar sus zapatos. Hace una conjetura
grosera, él calcula, y decide producir, digamos, 50.000 pares. Luego pone su
producto en el mercado. Es decir, el comerciante al por mayor, el agiotista y
el detallista los tienen a la venta.
Supón que sólo se
venden 30.000 pares; 20.000 pares permanecen disponibles. Nuestro fabricante,
incapaz de vender el saldo en su propia ciudad, intentará disponer de él en
alguna otra parte del país. Pero los fabricantes de calzado allí han tenido
también la misma experiencia. Por tanto, no pueden vender todo lo que han
producido. La oferta de zapatos es mayor que la demanda de ellos, según te
dicen. Tienen que disminuir la producción. Esto supone el despido de algunos de
sus empleados, incrementando de esta manera el ejército de parados.
“Sobreproducción”
denominan a esto. Pero en verdad no es en modo alguno sobreproducción. Es
bajo consumo, porque hay mucha gente que necesita zapatos nuevos, pero que no
pueden permitirse el comprarlos.
¿El resultado? Los almacenes están repletos de los zapatos
que el pueblo necesita pero que no puede comprarse; las tiendas y las fábricas
cierran por un “exceso de oferta”. Lo mismo ocurre en otras industrias. Te
dicen que hay una “Crisis” y que tienen que reducirse tus salarios.
Reducen tus
salarios, te dejan trabajar sólo una parte de la jornada o pierdes tu trabajo
del todo. De esta manera arrojan de su empleo a miles de hombres y mujeres. Sus
salarios se acaban y no pueden comprar el alimento y las otras cosas que
necesitan. ¿Es que no se tienen esas cosas? No, al contrario; los almacenes y
grandes tiendas están llenas de ellas, hay demasiadas, hay “sobreproducción”.
De este modo el
sistema capitalista de producción para la ganancia desemboca en una
situación
disparatada:
1) La gente tiene
que morirse de hambre, no porque no haya suficiente alimento, sino porque hay
demasiado; tienen que prescindir de las cosas que necesitan, porque hay
demasiadas cosas disponibles;
2) Porque hay
demasiado, se disminuye la producción industrial, arrojando del trabajo a
millares;
3) Al encontrarse
fuera del trabajo y, por consiguiente, al no ganar, estos millares pierden su
capacidad de compra, como resultado de esto sufren el tendero, el carnicero, el
sastre, etc. Esto supone un incremento general del paro, y la “Crisis” se
empeora.
Bajo el
“Capitalismo” esto ocurre en cada industria.
Tales “Crisis” son
inevitables en un sistema de producción para la ganancia. Ocurren de vez en
cuando; retornan periódicamente, y siempre se hacen peores. Privan a miles y a
cientos de miles del empleo, causando la pobreza, la angustia y una miseria
indecible. Tienen como resultado la bancarrota y las quiebras bancarias que se
tragan todo lo poco que el trabajador ha ahorrado en tiempos de “prosperidad”.
Causan necesidad e indigencia, empujan a la gente a la desesperación y al
crimen, al suicidio y a la locura.
¿Aún sigues pensando que esto es una “Crisis”, o por fin
te das cuenta de que esto es una Estafa? ¿ves por fin que este sistema lo único
que hace es aprovecharse de una gran mayoría para favorecer a unos pocos? ¿no
sería mejor apoyarnos mutuamente para conseguir un bienestar común? ¿y si los
empresarios capitalistas no tuvieran el respaldo del gobierno para proteger sus
intereses? ¿y si los trabajadores, tanto manuales como intelectuales, es decir,
el proletariado, expropiaran las fábricas, talleres, maquinaria, campos... para
su libre uso? ¿y si en vez de obedecer las órdenes capitalistas del gobierno
nos organizáramos en comités para garantizarnos tanto la fabricación, como la
distribución y consumo justo de los productos que garanticen nuestro bienestar?
En este caso,
¿haría falta un gobierno o el uso del dinero? ¿cómo podríamos garantizar una
producción y reparto de los bienes de una forma justa? La respuesta a estas y
otras preguntas en el siguiente boletín, no te lo pierdas.
Este texto contiene partes literales o modificadas del libro; “El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman.
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