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19 noviembre 2012

Boletín Número 5



¿Qué es el Anarquismo?
[Parte 1 de 2]


Antes de decir lo que es el anarquismo, quiero decir lo que no es. Esto es necesario, porque se ha difundido mucha falsedad sobre el anarquismo. Incluso personas inteligentes con frecuencia tienen nociones enteramente erróneas sobre él. Algunas hablan sobre el anarquismo sin saber absolutamente nada de él. Y algunos mienten sobre el anarquismo, porque no quieren que sepas la verdad sobre él.

Por ello tengo que decirte, antes que nada, lo que NO ES el anarquismo: No es las bombas, el desorden o el caos, No es el robo y el asesinato, No es una guerra de todos contra todos, No es un retorno a la barbarie o al estado salvaje del hombre.

El anarquismo es precisamente lo opuesto a todo esto. El anarquismo significa que tú serías libre, que nadie te esclavizaría, ni sería tu jefe, ni te robaría, ni se impondría a ti. Significa que tú serías libre para hacer las cosas que deseas hacer y que tú no serías obligado a hacer lo que no quieres hacer. Significa que tú tendrías una oportunidad para escoger el género de vida que deseas vivir y vivirla sin ninguna interferencia. Significa que el otro individuo tendría la misma libertad que tú, que cada uno tendría los mismos derechos y libertades. Significa que todos los hombres son hermanos y que vivirían como hermanos, en paz y armonía.

Es decir, que no habría guerra ni violencia empleada por un grupo de hombres contra otro, ni monopolio, ni pobreza, ni opresión, ni sacar ventaja de tu prójimo. En una palabra, anarquismo significa una condición o sociedad donde todos los hombres y mujeres son libres, y donde todos disfrutan igualmente los beneficios de una vida ordenada y sensata.

Quizás la definición de Anarquismo que mas destaca es la echa por el teórico ruso Piotr Kropotkin, que fue realizada en 1905 a petición de la Enciclopedia Británica para incluirla en su onceava edición, y de la cual se añade  una parte a continuación:

ANARQUISMO (del griego an-, y arke, contrario a la autoridad), es el nombre que se da a un principio o teoría de la vida y la conducta que concibe una sociedad sin gobierno, en que se obtiene la armonía, no por sometimiento a ley, ni obediencia a autoridad, sino por acuerdos libres establecidos entre los diversos grupos, territoriales y profesionales, libremente constituidos para la producción y el consumo, y para la satisfacción de la infinita variedad de necesidades y aspiraciones de un ser civilizado.

En una sociedad desarrollada sobre estas directrices, las asociaciones voluntarias que han empezado ya a abarcar todos los campos de la actividad humana adquirirían una extensión aún mayor hasta el punto de sustituir al Estado en todas sus funciones. Representarían una red entretejida, compuesta de una infinita variedad de grupos y de federaciones de todos los tamaños y grados, locales, regionales, nacionales e internacionales, temporales o más o menos permanentes, para todos los objetivos posibles: producción, consumo e intercambio, comunicaciones, servicios sanitarios, educación, protección mutua, defensa del territorio, etcétera; y, por otra parte, para la satisfacción de un número creciente de necesidades científicas, artísticas, literarias y de relación social.

Además, tal sociedad no se pretendería inmutable. Por el contrario, como sucede en todo el conjunto de la vida orgánica, derivaríase la armonía de un ajuste y reajuste perpetuo y variable del equilibrio de la multitud de fuerzas e influencias, y este ajuste se obtendría, dicho brevemente, sin que ninguna fuerza gozase de la protección especial del Estado.

Si la sociedad, según esto, se organizase conforme a estos principios, no se vería el hombre limitado, en el libre ejercicio de su capacidad de trabajo productivo, por un monopolio capitalista sostenido por el Estado; ni en el ejercicio de su voluntad por miedo al castigo, o por obediencia a entidades metafísicas o a individuos que llevan ambos a la disminución de la iniciativa y al servilismo intelectual. El hombre se guiaría por su propia razón, que llevaría necesariamente la huella de la acción y reacción libres de su propio yo y las concepciones éticas del medio. El hombre podría así alcanzar el desarrollo pleno de todas sus potencias, intelectuales, artísticas y morales, sin verse obligado a trabajar agotadoramente para los monopolistas, ni trabado por el servilismo y la inercia intelectual de la gran mayoría. Podría así alcanzar la plena individualización que no es posible ni bajo el sistema de individualismo actual, ni bajo ningún sistema de socialismo de Estado del llamado Volkstaat (Estado popular). [...]”

«Sería posible», dices una vez leído lo anterior, «si pudiéramos prescindir del gobierno. ¿Pero podemos?» Tal vez la mejor manera de responder a tu pregunta es examinar tu propia vida.

¿Qué papel desempeña el gobierno en tu existencia? ¿te ayuda a vivir? ¿te alimenta, viste y te proporciona cobijo? ¿tienes necesidad de él para tu trabajo o diversión? Si estás enfermo, ¿llamas al médico o al policía? ¿puede proporcionarte el gobierno mayor habilidad de la que te ha concedido la naturaleza? ¿te puede liberar de la enfermedad, de la vejez, de la muerte? Considera tu vida diaria y encontraras que en realidad el gobierno no es ningún factor en ella, a no ser cuando comienza a interferir en tus asuntos, cuando te obliga a hacer ciertas cosas o te prohíbe que hagas otras. Te fuerza, por ejemplo, a que pagues impuestos y a que lo sostengas, lo desees o no. Te hace vestirte un uniforme y unirte al ejército. Invade tu vida personal, te da órdenes en ella, te coacciona, te prescribe tu comportamiento y generalmente te trata como le da la gana. Te dice incluso lo que tienes que creer y te castiga por pensar y actuar de otro modo. Te manda lo que tienes que comer y beber, y te encarcela o ejecuta por desobediencia. Manda y domina en cada etapa de tu vida. Te trata como a un crío malo o como a un niño irresponsable que necesita la mano fuerte de un guardián, pero si desobedeces te considera, sin embargo, responsable.

Un error típico de aquellos que saben algo más sobre el tema, es pensar que el anarquismo es una bella utopía, una idea hermosa pero impracticable. De hecho, el movimiento anarquista tiene un largo recorrido histórico y no surgió de teóricos encerrados en sus torres de marfil, sino directamente de la lucha por la supervivencia de masas de gente corriente y oprimida. La anarquía siempre ha sido intensamente práctica en sus pretensiones y en su forma de hacer las cosas. El movimiento ha estado muy cerca de abrazar el éxito en varias ocasiones. Si realmente es tan de todo punto inviable, ¿por qué se empeña el Estado en exterminar la anarquía?

Cabe mencionar que no existe un solo tipo de anarquismo, sino que hay varios tipos de anarquismos, y sus ideas difieren respecto a la organización de una nueva sociedad. Todos tienen en común que el estado debe ser sustituido por una sociedad sin clases y sin violencia. Por este motivo en el siguiente número analizaremos las dos corrientes mas aceptadas dentro del anarquismo; el Colectivismo y el Comunismo Libertario, siendo para muchos el primero un paso previo para llegar al segundo.

Este texto contiene partes literales o modificadas del libro; “El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman, y de la definición de Anarquismo para la Enciclopedia Británica, de Piotr Kropotkin.
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06 noviembre 2012

Boletín Número 4


¡Compañeras!  ¡Compañeros!
[Parte 4 de 4]


Tras demostrar en el anterior boletín  que eso que llaman “Crisis” no es mas que una gran estafa, nos hacíamos una serie de preguntas;

¿Y si los empresarios capitalistas no tuvieran el respaldo del gobierno para proteger sus intereses? ¿y si los trabajadores, tanto manuales como intelectuales, es decir, el proletariado, expropiaran las fábricas, talleres, maquinaria, campos... para su libre uso? ¿y si en vez de obedecer las órdenes capitalistas del gobierno nos organizáramos en comités para garantizarnos tanto la fabricación, como la distribución y consumo justo de los productos que garanticen nuestro bienestar?

En este caso, ¿haría falta un gobierno o el uso del dinero? ¿cómo podríamos garantizar una producción y reparto de los bienes de una forma justa?

Como hemos visto, el gobierno no nos protege a los trabajadores, al proletariado, sino que lo único que hace es garantizar la existencia de un sistema basado en la sustentación de un grupo de personas a costa del trabajo de otras, repartiendo las riquezas de forma que el que no trabaja goza del producto del trabajo de las otras.

A la pregunta sobre la necesidad del uso del dinero, si los trabajadores producen bienes para ellos mismos, razonablemente es absurdo realizar la compraventa de ellos. Es como si plantaras verduras y te cobraras y pagaras a ti mismo para poder consumirlas.

Por último, la posesión colectiva, dirigida de un modo cooperativo en interés de la comunidad, sustituirá a la propiedad privada dirigida privadamente para la ganancia. De este modo, por ejemplo, tu reloj es tuyo propio, pero la fábrica de relojes es del pueblo. La tierra, la maquinaria y todos los servicios públicos serán propiedad colectiva, que no se puede comprar ni vender. El uso actual será considerado el único título; no la propiedad sino la posesión. La organización de los mineros de carbón, por ejemplo, estará encargada de las minas de carbón, no como propietarios, sino como un medio de hacerlas funcionar.

A esto hay que sumarle una igualdad de oportunidades a la hora de consumir los bienes, es decir, para cada uno lo que necesite. Esto significa que, por ejemplo; si Juan desea sólo tres comidas, mientras Samuel necesita cinco, la cantidad que cada uno consume puede ser desigual, pero ambos serán perfectamente iguales en cuanto a la oportunidad que cada uno tiene de consumir tanto como necesite, tanto como su naturaleza particular exija.

A su vez, se asegurará un reparto de las tareas acorde a las posibilidades de cada uno, es decir, que cada uno haga lo que pueda. Por ejemplo, no se le pedirá a un niño o un anciano, una tarea en la que se necesita un estado físico equivalente al de una persona de 25 años.

Una vez visto el ¿Por qué? de la situación en la que estamos, y aclarado como podríamos vivir sin tener que pasar nunca más por ella, solo nos queda saber el ¿Cómo? y es aquí donde mas discrepancias surgen. Unos dicen que lo mejor es elegir a un grupo de trabajadores y que de forma organizada, se presenten a unas elecciones.

Pero esta medida es criticada fuertemente debido a que una vez en el poder, estos trabajadores que en el primer momento tendrían unas ideas justas y nobles, se corromperían al experimentar las funciones de un Gobierno. Y la verdad, es que es así, ya que al salir elegidos en las elecciones, estos, defienden la formación de un Gobierno que imponga el predominio de los trabajadores, del proletariado, sobre el resto, dando igual las opiniones y métodos para conseguir los objetivos finales de bienestar propio y mutuo. Con otras palabras, estos defienden que el fin justifica los medios.

De igual forma, hay otras personas que defienden totalmente lo contrario, que los medios justifican el fin. Y son estos los que proponen como medio para llegar a ese deseado estado de bienestar, la culturalización, la difusión de la idea de que un mundo mejor es posible mediante el apoyo mutuo, el poner en conocimiento de las personas que si nos autoorganizamos y expropiamos los medios de producción, los de transportes... y somos nosotros los que garantizamos nuestra propia igualdad a la hora de consumir el producto de nuestro trabajo, entonces ya no necesitamos al estado ni a los capitalistas.

Una vez hecho esto, de forma natural, bien mediante un alzamiento popular, una huelga general revolucionaria o cualquier otro método que implique a la mayoría de la humanidad, o en su defecto a la mayoría de una comunidad, región, país... el ser humano podrá finalmente gozar de una vida plena en la que poder satisfacer sus necesidades básicas y no tan básicas, dedicándose libremente a las tareas que mas placer le produzcan sin tener que perjudicarse unos a los otros para obtención de tal fin.

Conocido todo esto, quizá se te ocurra: «¡al diablo las cuestiones prácticas! ¡mi vida es cómoda tal y como está! Mi mente y gozo están en el conocimiento, en las letras, en la música, en las matemáticas, en la comprensión de leyes que rigen el universo...  me gusta el trabajo que tengo y tengo un salario elevado, así que, ¡déjame consagrarme en las especulaciones científicas y centrarme en mi trabajo!»

Esto seguramente puede producir un goce individual, una abstracción de la sociedad y sus males. Pero siendo así, yo pregunto: ¿en qué se diferencia el filósofo, científico, músico... dedicado a pasar la vida todo lo agradablemente posible, del borracho que solo busca en la bebida la inmediata satisfacción de un placer? Indudablemente los primeros han tenido mejor acierto cuando a la elección de goce, que es más duradero que el del borracho; pero esto es la sola diferencia; uno y otro tienen la misma mirada egoísta y personal.
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En estos cuatro primeros números, hemos hecho un análisis sobre la situación actual. Primero buscamos el origen, después reflexionamos a cerca de cual es la solución, y por último comentamos brevemente los métodos para llegar a ella.  Una vez entendido todo esto, es ahora cuando probablemente te asalten muchas preguntas y dudas, y es por este motivo que te invito a indagues en internet, que busques respuestas, que las compartas con nosotros enviándonoslas a nuestro correo, para que así en los próximos números de “La Urraca Ácrata”, podamos resolverlas o por lo menos intentarlo.

De igual manera, en los siguientes boletines, nos iremos centrando en diversos temas e iremos analizando cada uno de ellos. Algunos ya fueron mencionados, pero los trataremos mas profundamente para solventar el mayor número de dudas al respecto.

¡Salud Compañeras y Compañeros!

Este texto contiene partes literales o modificadas del libro; “El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman, y del “A los jóvenes” de Piotr Kropotkin.
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